La mononucleosis infecciosa, también conocida como enfermedad del beso, es una enfermedad vírica muy frecuente en la infancia, en niños que van a la guardería, y adolescentes, ya que su contagio es a través de un contacto con la saliva.
En el caso de los niños pequeños, esta enfermedad suele pasar bastante desapercibida dada la cantidad de virus que contraen a lo largo de su permanencia en guarderías, pero en los adolescentes la cosa es diferente, ya que los deja muy débiles. Ya en edades adultas, se estima que la gran mayoría en algún momento de su vida pueden haberla padecido, bien de forma sintomática o asintomática.
Esta enfermedad no se presenta en una estación concreta del año; es producida en la mayoría de los casos por el virus de Epstein Barr, el cual es un tipo de virus herpes, pudiendo en ocasiones existir otros virus causantes, como son el citomegalovirus y el Toxoplasma.
Con respecto a las manifestaciones: fiebre alta, cansancio (astenia), poco apetito (anorexia), inflamación de los ganglios del cuello, dolor de garganta con presencia de placas con un exudado blanco-grisáceo y un agrandamiento de bazo e hígado, entre otros; serán más acusadas en adolescentes.
El período de incubación de esta enfermedad es desde el momento en que se contagia hasta que se manifiesta, de 1 a 4 semanas y puede ser muy variable.
Su diagnóstico se realiza a partir de la clínica; tan solo en caso de dudas o posibles complicaciones se recurre a análisis clínicos. En estos análisis, se puede comprobar la elevada cantidad de glóbulos blancos en forma atípica y en ocasiones, una elevación de las transaminasas debido a la inflamación hepática.
Por otro lado, esta enfermedad en los primeros días se asemeja a una amigdalitis bacteriana, es decir placas, por lo que es normal que se recete antibiótico, pero al no tratarse de una infección bacteriana pueden aparecer unas manchas rojas en la piel (exantema), que nos ayudan a evitar confusiones.
Por último, no existe un tratamiento especial, tan solo se debe guardar reposo, beber líquidos y tomar medicamentos analgésicos para combatir la fiebre y dolor. En cualquier caso, se debe acudir al médico para conocer las medidas necesarias en cada caso, aunque rara vez ocurren complicaciones de la misma.
Una vez recuperado el niño o adolescente, puede comenzar a hacer vida normal.
BIBLIOGRAFÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario