Los psicólogos insisten en que
mejor que castigar a los niños cuando se portan mal es mejor reforzarles los
comportamientos positivos de nuestros hijos. En lugar de castigos,
consecuencias educativas. Este es el consejo de los especialistas cuando se
porta mal el niño. La diferencia entre uno y otro es el esfuerzo que supone al
niño realizarlo.
Los castigos de los padres, de
forma violenta física o verbal, con para el niño un modelo de conducta
agresiva. Si un niño vive rodeado de este modelo, estará adquiriendo el hábito
de responder agresivamente a las situaciones conflictivas.
Existen unas técnicas alternativas
al castigo tradicional:
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La ilusión de la
doble alternativa: si
no quiere estudia, no se le debe insistir, preguntarle que asignaturá repasará
primero. De esta manera, se crea en el niño la ilusión de que es él quién elige
libremente qué hacer, por lo que sentirá más valorado.
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La técnica
del fuera de juego: ésta es útil,
en niños agresivos, alborotadores y desobedientes basándose en la retirada de
la situación a eliminar. Para ser más entendible por el niño, se pueden usar
tarjetas como los árbritos de fútbol para que el niño sepa cuando está
expulsado con más facilidad. El tiempo de aislamiento no debe ser superior del
minuto al año.
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La
sobrecorrección:
el niño debe restituír el daño causado o que repita lo que hizo de forma
alternativa y positiva.
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El sistema de
puntos y pegatinas:
consiste en premiar a los niños cuando tienen comportamientos positivos con una
pegatina de determinada forma o color y sanciona los negativos con una
diferente. Para que funcione es muy importante tener claro cuántos puntos debe
acumular para conseguir un premio y que no sea material.
-
El pacto: ésta es útil en
niños que tengan más de 10 años de edad. Escribid un contrato para cambiar
alguna conducta del niño y de los padres. En el contrato se deben establecer
los privilegios que se obtendrán si se cambia de actitud y las sanciones si no
se respeta.
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La consecuencia
disuasoria:
asocia un comportamiento no deseado con una consecuencia desagradable, por
ejemplo: si no ha acabado los deberes, tendrá que madrugar para terminarlos.
BIBLIOGRAFÍA
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