El valor del esfuerzo y voluntad en las nuevas generaciones de niños está en decadencia; la tecnología hace mucho bien pero también paraliza el sentido del esfuerzo.
Quizás estamos viviendo en una sociedad donde todo va muy rápido, todo se consigue muy fácil y los niños no desarrollan la capacidad de esfuerzo por conseguir lo que se proponen en la vida ya que lo tenemos de todo y lo tenemos siempre.
Debemos ser conscientes de que si no hay esfuerzo no va a existir un aprendizaje; el esfuerzo será un proceso por el cual el niñ@ obtiene o no un resultado, y no por el hecho de no conseguir el resultado debe generar frustración en el.
El esfuerzo se hace si existe motivación en el niñ@; padres y profesores deben ser los encargados de motivar a los niñ@s, ademas de servir como modelo. No se trata de un ejercicio de imposición, si no que el niño lo acabe haciendo de forma natural.
Es importante reconocer como error el hecho de que el evitar a sus hij@s vivir situaciones difíciles será lo mejor. No se trata de darle a los niños "todo masticado" ya que nadie nace con la capacidad de esfuerzo, trabajo o sacrificio, si no que son costumbres que se deben desarrollar.
Los niñ@s que no han adquirido estos hábitos de pequeños, cuando sean mayores tendrán serias dificultades a la hora de proponerse un objetivo e intentar cumplirlo. Sin embargo, a esto puede estar contribuyendo nuestro sistema educativo en el cual existen muchas contrariedades con respecto al esfuerzo como valor o también la existencia de personajes en los cuales se fijan nuestros fijos y que adquieren fama y dinero "sin haber pegado un palo al agua".
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